Los azúcares hemicelulósicos de la paja de cebada pueden fermentarse eficazmente en biobutanol, cuando se añade almidón durante el proceso de pretratamiento o fermentación, según muestra un nuevo estudio de la Universidad de Finlandia Oriental.
Buscando alternativas al etanol como combustible, el estudio estableció condiciones óptimas de pretratamiento para convertir la lignocelulosa de paja y el almidón de cebada en azúcares fermentables que puedan ser utilizados en la producción de biobutanol. Los azúcares hemicelulósicos de la paja de cebada (p. ej. xilosa) liberados durante el pretratamiento pueden fermentarse eficazmente en biobutanol, cuando se añade almidón al caldo de fermentación. El estudio reveló que la cooperación de la xilanasa y los tensioactivos con la celulasa durante la hidrólisis de la paja aumentó significativamente la eficiencia de la utilización de la celulosa en la fermentación del butanol. Además, el licor de pretratamiento del ensilado de cebada fresca se utilizó eficazmente para la fermentación del butanol, lo que indica la viabilidad de la utilización de la técnica de conservación de la biomasa de campo verde mediante “ensilado” en los procesos de biorrefinería.
En los últimos años, el calentamiento global y el cambio climático han suscitado un interés generalizado por la biorrefinería y, en particular, por el transporte de la producción de biocarburantes. El butanol como biocombustible renovable competitivo es superior al etanol en muchos aspectos, como una mayor densidad energética, menor volatilidad e higroscopicidad y menor corrosión en la infraestructura existente. Es importante destacar que puede utilizarse directamente en motores de automóviles sin necesidad de modificaciones. En la actualidad, la biomasa a base de azúcar o almidón (melaza de caña de azúcar, maíz y trigo) son las principales materias primas para la producción de butanol. La sostenibilidad climática y social de la producción de combustibles de transporte a gran escala a partir de estas materias primas es objeto de un amplio debate. La posible solución para obtener suficientes sustratos fermentables es la utilización eficiente de la abundante biomasa lignocelulósica disponible en la tierra. La cebada se ha considerado un buen complemento de la producción de biocarburantes de maíz, así como un sustituto de la producción de biocarburantes.
Los hallazgos fueron publicados originalmente en Bioresource Technology and Chemical Engineering Research and Design.