Las colillas de cigarrillo a menudo se tiran por las ventanillas de los automóviles o se aplastan debajo de un zapato sin pensarlo dos veces. Su naturaleza desechable significa que no son poco comunes en las aceras, en los aparcamientos y fuera de los bares y pubs. Y mientras que algunos de ellos son limpiados por los ayuntamientos y los empresarios, muchos consiguen entrar en nuestras corrientes de agua y salir al medio ambiente, donde tienen el potencial de causar un gran daño.
Las estimaciones sitúan el número de colillas de cigarrillos desechadas en el medio ambiente en 5,6 billones en todo el mundo. Eso es un montón de desperdicio. Y como no son biodegradables, el problema se agrava año tras año, amenazando los ecosistemas de la Tierra en el proceso. Pero gracias a un equipo de investigadores de la Universidad Nacional de Seúl, las colillas de cigarrillos están al borde de un nuevo comienzo: convertir los residuos no deseados en almacenamiento de energía de alto rendimiento.
Un nuevo uso para la basura vieja
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Los científicos surcoreanos descubrieron que el componente clave de una colilla de cigarrillo, conocido como acetato de celulosa, también se puede utilizar para almacenar energía de forma muy eficiente. Al convertirlo en un material a base de carbono mediante un proceso de combustión de un solo paso conocido como pirólisis, una colilla de cigarrillo puede convertirse en un material supercapacitivo. En términos más sencillos, esto significa que es capaz de almacenar grandes cantidades de electricidad, superando a las sustancias que se utilizan actualmente para recubrir el electrodo de los supercapacitores, como el grafito.
Este material de alto rendimiento se puede utilizar en una amplia gama de productos electrónicos, como ordenadores, aerogeneradores e incluso teléfonos inteligentes. Mientras que el carbono -la sustancia más utilizada en este campo- es relativamente barato, con una alta conductividad eléctrica y estabilidad a largo plazo, el acetato de celulosa que se encuentra en las colillas de cigarrillos podría resultar aún mejor. Una vez quemada, se encontró que la sustancia resultante a base de carbono estaba cubierta de poros diminutos, lo que aumenta su superficie y, por lo tanto, su rendimiento dentro de un supercapacitador.
Los supercondensadores son útiles cuando se necesitan grandes cantidades de energía en una ráfaga corta, por ejemplo, en las cargas fluctuantes de los ordenadores portátiles, en los arranques de motores de tanques y submarinos, y en los sistemas de tranvías sin cables aéreos.
Los investigadores probaron el material adhiriéndolo a un electrodo y viendo la rapidez con la que almacenaría los iones electrolíticos -un indicador de la capacidad de carga rápida- y la velocidad a la que los libera o los descarga. En lo que respecta a las colillas de cigarrillos, el futuro se presenta muy prometedor.
¿Qué será lo siguiente?
No termina con colillas de cigarrillos. Hoy en día, todo tipo de subproductos descontados se están convirtiendo en fuentes válidas de energía. Por ejemplo, ¿sabías que puedes cargar tu teléfono con sudor o alimentar una ciudad con conchas de pistacho?