La energía hidroeléctrica tiene una enorme importancia en el mundo de las políticas de energía limpia. En 2015, la electricidad generada por la energía hidroeléctrica representaba más del 85% de la generación mundial de electricidad renovable. El riego tiene una importancia global similar: mientras que el sector representa sólo el 28% de la superficie mundial cosechada, la agricultura de regadío produce el 40% de nuestros alimentos.
Sin embargo, los dos objetivos a menudo entran en competencia directa, según un documento innovador basado en un proyecto de colaboración entre el Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI) y la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign (UIUC) en el marco del Programa de Investigación sobre Agua, Tierra y Ecosistemas del CGIAR.
«Si bien parece sensato que el desarrollo de la energía hidroeléctrica apoye el riego a través de la disponibilidad oportuna de suministros de riego», explicó Claudia Ringler, del IFPRI, «encontramos que el 54% de la capacidad hidroeléctrica instalada a nivel mundial -una cantidad total de 507 Gigavatios (GW)- compite directamente con el riego, lo que significa que el aumento de la producción de energía hidroeléctrica podría reducir la seguridad alimentaria».
Esa competencia existe en el centro de los Estados Unidos, Europa septentrional, la India, Asia central y Oceanía. Pero no siempre es así. Los autores también encontraron que el 8% de la capacidad hidroeléctrica instalada a nivel mundial -alrededor de 79 GW- en realidad fortalece el riego, particularmente en las cuencas de los ríos Amarillo y Yangtsé de China, las costas Este y Oeste de los Estados Unidos y la mayoría de las cuencas de los ríos del sudeste asiático, Canadá y Rusia. No se encontró ninguna relación significativa para el resto del mundo.
El profesor Ximing Cai de la UIUC y la estudiante de doctorado Ruijie Zeng señalan que estas relaciones son particularmente importantes en un clima cambiante. «Las regiones, como partes de Canadá, Rusia y el norte de China, cuya relación hidroeléctrica y de riego se beneficiaría del cambio climático, podrían comenzar a expandir el comercio transfronterizo de energía o a desarrollar reservas regionales de energía con aquellas regiones o países donde la disminución de las precipitaciones o la mayor evaporación potencial reducen la generación de hidroelectricidad», dijo Zeng.
Ximing añade que «este estudio debería servir como una llamada de atención para las regiones vulnerables a futuros cambios climáticos. Necesitan encontrar soluciones, como el aumento del comercio de alimentos o energía de otras regiones, que equilibren con éxito la necesidad de un mayor riego con una energía más libre de carbono».