El Quinto Presupuesto de Carbono del Reino Unido establece metas ambiciosas para 2030

A finales del mes pasado, el gobierno del Reino Unido disipó los temores de que el referéndum de la UE pudiera tener un efecto perjudicial en la política ambiental de la nación al publicar su quinto presupuesto de carbono. En él, el gobierno se compromete a reducir las emisiones de carbono en un 57% para el año 2030 con respecto a los niveles de 1990.

La medida, iniciada por la secretaria de Energía y Clima, Amber Rudd, ha sido bien recibida por los ecologistas que temían que tales políticas pudieran ser sacrificadas a raíz de la votación de Brexit.

Claridad en medio de la confusión

Existe la preocupación de que, una vez que el Reino Unido haya abandonado la UE, ya no estará obligado a cumplir los estrictos objetivos en materia de cambio climático que le ha impuesto el organismo y relajará sus ambiciosos objetivos. Sin embargo, el nuevo documento supera las condiciones impuestas a los Estados miembros por la UE, que exigen que los países reduzcan sus emisiones en un 40% en 2030 con respecto a los niveles de 1990.

El presupuesto jurídicamente vinculante es aún más ambicioso que esos objetivos, ya que aspira a una reducción del 57% para 2030. Como tal, envía un mensaje de bienvenida a los ambientalistas y proporciona una visión clara de la política gubernamental en un momento en que las aguas se estaban enturbiando cada vez más.

“Después de la enorme confusión que siguió a la votación de Brexit, acogemos con beneplácito la certeza que da esta decisión”, dijo Simon Bullock, un veterano defensor de Amigos de la Tierra.

Se cree que la decisión tomada por Rudd fue influenciada por un grupo de parlamentarios, empresas y expertos en cambio climático que la presionaron para que aceptara los difíciles objetivos identificados en el presupuesto.

Se necesitan más políticas

Si bien el anuncio fue bien recibido en general, destacados ambientalistas se cuidaron de calificar sus elogios con exigencias de que se tomaran medidas para alcanzar los objetivos establecidos en el presupuesto, incluida la mejora de la inversión en energía renovable y en sistemas de energía procedente de residuos (AER).

“El gobierno ha cumplido su palabra de adoptar este importante objetivo de limitar las emisiones de carbono del Reino Unido”, señaló John Sauven, director ejecutivo de Greenpeace. “No es bueno tener números en las hojas de cálculo sin la entrega que coincide. La ausencia de planes gubernamentales claros y de apoyo a la acción en materia de energía renovable, hogares, automóviles, agricultura y aviones demuestra hasta qué punto la retórica de la acción climática se ha desviado de algo real”.

Mientras tanto, Tom Burke (presidente del grupo de expertos E3G) también estuvo de acuerdo en que el presupuesto destacaba la actual deficiencia de políticas capaces de alcanzar sus objetivos.

“Significará que el gobierno tendrá que doblar su apuesta por una nueva estrategia energética rentable que reduzca la dependencia del gas importado. Esto significa que debe hacer de la eficiencia energética una prioridad de infraestructura para reducir a la mitad la demanda de energía en los hogares del Reino Unido”, dijo.

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