Todos conocemos los titulares sobre los bien documentados problemas políticos, educativos y de salud de África. La última acusación de epidemia, desastre natural o corrupción parece ser una ocurrencia regular con referencia al continente. Sin embargo, una cosa de la que no oímos hablar a menudo, pero que afecta a África en gran medida, es su enorme déficit energético.
Un gran efecto en los medios de vida y el estilo de vida
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En la actualidad, un enorme 66% de la población (es decir, 621 millones de personas) en África vive sin electricidad. En su lugar, utilizan carbón vegetal, madera y residuos animales como combustibles para satisfacer sus necesidades energéticas.
Estos métodos no sólo son increíblemente ineficientes, ya que cuestan a un hogar típico hasta 80 veces más que alguien que vive en Nueva York o Londres, sino que también son mortales para la población. Los humos inhalados por la combustión de estas sustancias son responsables de la muerte de más de medio millón de personas al año.
Las razones de estos medios de producción de energía retrógrada son múltiples. Aunque la falta de inversión y los errores de cálculo contribuyen a la ineficiencia criminal de la infraestructura energética pública de África, la mayor parte del problema está en manos de los políticos. La corrupción significa que los proyectos siguen sin financiación suficiente y que la energía se desvía de quienes más la necesitan.
Luz al final del túnel?
A pesar de la enorme escasez de electricidad y energía, África sigue siendo una de las mayores fuentes de energía renovable sin explotar del mundo. El principal de estos medios es la energía solar, que ha experimentado grandes avances y la consiguiente caída en picado de los precios en los últimos años. La nueva relación costo-eficacia de la técnica podría hacer de ella una solución ideal para la crisis energética africana.
Si los paneles solares fueran baratos y se instalaran de forma generalizada para proporcionar una alternativa viable a los combustibles utilizados actualmente por los hogares en toda África, no sólo daría acceso a millones de personas a energía limpia y renovable, sino que también ahorraría una riqueza incalculable en fondos públicos y privados. Este dinero podría desviarse a otras causas que lo merezcan, como la educación, el saneamiento y la mejora de las normas generales de salud.
Un ejemplo de una posible aplicación de la energía solar en el continente ya ha sido probado en comunidades de Ghana y Sudáfrica. Una serie de computadoras alimentadas por energía solar ha sido lanzada en varias escuelas de África, lo que permite a los estudiantes acceder a instalaciones modernas sin tener que pagar un alto precio.
Mientras tanto, además de aliviar la crisis energética y ayudar a elevar los estándares educativos, la energía solar también podría servir para evitar problemas comunes de sequía. Eritrea ha acogido una bomba solar de prueba, que permite a los agricultores extraer agua del río Mereb. El dispositivo, creado por Mono, permite al agricultor bombear hasta 100m3 de los pozos y luego enviarlos a una distancia de 228m, a un depósito cercano.
El clima sofocante de África significa que estos usos prácticos de los abundantes recursos naturales del continente son realmente sencillos; lo único que se interpone en su camino son los fondos de inversión iniciales. Es de esperar que se materialicen en un futuro inminente, poniendo fin a las preocupaciones energéticas y elevando los niveles de vida en general.